Los jóvenes pueden ser vulnerables a una serie de riesgos a lo largo de la adolescencia. Pueden estar expuestos a nuevas influencias y comportamientos potencialmente riesgosos, la influencia de sus compañeros, la influencia de las personas mayores o Internet, ya que pueden comenzar a explorar ideas y problemas relacionados con su identidad.
No hay un motor único de radicalización, ni hay un solo viaje para radicalizarse. Internet crea más oportunidades para radicalizarse, ya que es un medio mundial 24 / 7 que le permite encontrar y conocer personas que comparten y reforzarán sus opiniones. La investigación nos dice que Internet y las comunicaciones cara a cara funcionan en conjunto, con la actividad en línea que permite un diálogo continuo.
Su hijo puede buscar activamente contenido que se considere radical, o otros podrían persuadirlo para que lo haga. Los extremistas que buscan identificar, apuntar y contactar a los jóvenes pueden utilizar los sitios de redes sociales, como Facebook, Ask FM y Twitter. Es fácil fingir ser otra persona en Internet, por lo que los niños a veces pueden terminar conversando con personas cuyas identidades reales pueden no conocer y que pueden alentarlos a adoptar opiniones y creencias extremas.
A menudo se les pedirá a los niños que continúen las discusiones, no a través de las principales redes sociales, sino a través de plataformas, como Omegle. Mover la conversación a plataformas menos convencionales puede brindar a los usuarios un mayor grado de anonimato y puede ser menos fácil de monitorear.
Las personas que animan a los jóvenes a hacer esto no siempre son extraños. En muchas situaciones, es posible que ya los hayan conocido, a través de sus actividades familiares o sociales, y luego usen Internet para establecer una relación con ellos. A veces, los niños no se dan cuenta de que sus creencias han sido moldeadas por otros y piensan que la persona es su amigo, mentor, novio o novia y que se preocupa por sus mejores intereses.
